jueves, 7 de junio de 2012

Tenemos las artes, asi que no nos matará la verdad. Bradbury

¿Conocés sólo lo real? Muérete.
Eso dijo Nietzsche.
Tenemos las artes, asi que no nos matará la verdad.
El mundo nos acompaña demasiado.
El diluvio se queda después de cuarenta días.
Las ovejas que pastan en los campos lejanos son lobos.
El reloj que hace tic-tac dentro de tu cabeza no es otra cosa que el tiempo,
y por la noche te enterrará.
Los niños tibios en la cama se marcharán al amanecer
y se llevarán tu corazón e irán a mundos que tu no conoces
y siendo así las cosas
necesitamos que las artes nos enseñen a respirar,
que nos hagan circular la sangre, aceptar la vecindad del Demonio
y la vejez y la oscuridad y los autos que nos atropellan,
que nos enseñen a payasear con la calavera puesta
o con el cráneo que lleva el gorro de Bufón
y tintinea echando herrumbre de sangre y traquetea soltando quejidos
para sacudir y acomodar huesos en los desvanes tarde por la noche.
Todo eso, todo eso...¡Es demasiado!
¡Parte el corazón!
¿Entonces? Busca el arte. 
Toma el pincel. Aviva el paso. Mueve las piernas.
Baila. Prueba el poema. Escribe teatro.
Más hace Milton que Dios, aun borracho,
para justificar los modos del Hombre con el Hombre.
Y el divagante Melville se toma en serio la tarea
de encontrar la máscara bajo la máscara.
Y la homilía de Emily D. señala el basurero
de nuestras anomalías.
Y Shakespeare envenena el dardo de la Muerte
y la herramienta de un arte de enterrador.
Y Poe construye un Arca de huesos
porque ha presentido un diluvio de sangre.
La muerte es una dolorosa muela del juicio;
extrae esa Verdad con las tenazas del Arte
y emploma el abismo en donde estaba
oculta en las sombras con el Tiempo y las Causas.
Aunque el Gusano Rey nos devore el corazón
con la boca de Yorick demos gracias al Arte.

Born into this. Bukowski

Nacidos así
En esto
Mientras los rostros de tiza sonríen
Mientras la señora Muerte ríe
Mientras los ascensores se rompen
Mientras se disuelven los paisajes políticos
Mientras el muchacho de las bolsas del supermercado se recibe de la universidad
Mientras el pez aceitoso escupe su presa aceitosa
Mientras el sol se enmascara
Nacemos
Así
En esto
En medio de estas guerras dementes preparadas con esmero
Frente al frontis roto de los ventanales industriales del vacío
En bares donde ya nadie habla
En peleas a puñetazos que terminan en balaceras y cuchilladas
Nacidos en esto
En hospitales que son tan caros que es más barato morir
Entre abogados que cobran tanto que es más barato declararse culpable
En un país donde las cárceles están repletas y los manicomios cerrados
En un lugar donde las masas encumbran a los imbéciles a héroes con dinero
Nacidos en esto
Caminando y viviendo a través de esto
Muriendo por esto
Enmudecidos por esto
Castrados
Corrompidos
Desheredados
Por esto
Engañados por esto
Usados por esto
Meados por esto
Enloquecidos y enfermos por esto
Enfurecidos
Inhumanos
Por esto
El corazón se ennegrece
Los dedos rozan la garganta
El arma
El cuchillo
La bomba
Los dedos se abalanzan hacia un dios que no responde
Los dedos alcanzan la botella
La píldora
El polvo
Nacidos en este aburrimiento doloroso
Y los bancos serán incendiados
El dinero será inútil
Habrá crímenes impunes en la calle a plena luz del día
Habrá armas y un gentío errante
Tierra infértil
La comida tendrá un rendimiento decreciente
El poder nuclear será acabado
Por explosiones que sacudirán continuamente la tierra
Autómatas humanos enfermos de radiación acechándose
Los ricos y elegidos mirarán todo desde plataformas espaciales
El infierno de Dante parecerá un parque infantil ante esto
No se verá el sol y siempre será de noche
Los árboles morirán
Toda la vegetación morirá
Hombres enfermos de radiación comerán carne de hombres enfermos de radiación
El mar será envenenado
Se desvanecerán lagos y ríos
La lluvia será el nuevo oro
Cuerpos podridos de hombres y animales hediondos ante el viento oscuro
Los últimos sobrevivientes serán diezmados por nuevas y horribles enfermedades
Y las plataformas espaciales serán destruidas por la escasez
La desaparición de los suministros
El efecto natural de la decadencia
Y entonces el silencio más bello jamás oído
Habrá nacido de ello
Y allí el sol permanecerá oculto

Bukowski

martes, 5 de junio de 2012

Odio a los indiferentes.

Odio a los indiferentes. Creo que vivir es tomar partido. Quien verdaderamente vive no puede dejar de ser ciudadano y partidario. Indiferencia es abulia, es parasitismo, es cobardía, no es vida. Por eso, odio a los indiferentes. La indiferencia es el peso muerto de la historia. Es la bola de plomo para el innovador y la materia inerte en la cual frecuentemente se ahogan los entusiasmos más esplendorosos. La indiferencia actúa poderosamente en la historia. Actúa pasivamente, pero actúa. Es la fatalidad, es aquello con lo que no se puede contar, aquello que confunde los programas, que destruye los planes mejor construidos. Es la materia bruta que se rebela contra la inteligencia y la sofoca. Lo que ocurre, el mal que se abate sobre todos, no se debe tanto a la iniciativa de los pocos que actúan, como a la indiferencia de muchos. Lo que ocurre no ocurre tanto porque algunos lo quieran, sino porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, deja de hacer, deja promulgar leyes que después solo la revuelta hará anular, deja subir al poder hombres que después solo una sublevación podrá derrumbar. Los destinos de una época son manipulados de acuerdo con visiones restrictas, objetivos inmediatos, ambiciones y pasiones personales de pequeños grupos activos, y la masa de hombres lo ignora, porque no se preocupa. Por eso, abomino a los indiferentes. Desprecio a los indiferentes, también porque me provocan tedio sus lamentos de eternos inocentes. Vivo, soy militante. Por eso detesto a quien no toma partido. Odio a los indiferentes.

* Extracto de “La Ciudad Futura”, revista cultural publicada por Antonio Gramsci. 11 de febrero de 1917